por Victoria Vázquez Hernández

Lo que comenzó siendo un inocente correo, pidiendo consejo a una de las egiptólogas españolas más famosas que conozco, resultó ser la oportunidad de mi vida. 

A inicios de 2019 me encontraba cursando mi último curso en el grado en Arqueología en Sevilla y, como muchos estudiantes que están terminando, ya había empezado a plantearme y planear qué iba a hacer con mi futuro y cuál sería el siguiente paso en mi formación para poder llegar a ser egiptóloga. Fue entonces cuando pensé en escribirle a Myriam Seco, la cual había estudiado en Sevilla y continuó su formación en el extranjero, en Alemania (país al que yo también quería ir a formarme), por lo que pensé “¿por qué no?”, ¿quién sino ella podría tener información de primera mano y experiencia sobre el ir a estudiar Egiptología en Alemania?.

Gracias a la beca* de SANTANDER UNIVERSIDADES que colabora y patrocina el proyecto de excavación y puesta en valor del templo de Millones de Años de Tutmosis III he podido viajar a Tübingen.

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Victoria Vázquez en la biblioteca de la Universidad de Tübingen realizando sus estudios de Egiptología.

¡Quién me hubiera dicho entonces que, a día de hoy estaría en Tübingen, estudiando Egiptología gracias a Myriam Seco!

Victoria Vázquez Hernández

El cambio, desde luego, no fue fácil al principio; que si buscar un piso, la mudanza, la matrícula, acreditaciones, etc. Toda la planificación que implica mudarse a otro país a comenzar una nueva etapa. 

Universidad de Tubinga (Alemania)

Una de las primeras cosas que noté fue el drástico cambio en el sistema universitario y en el burocrático. 

Por un lado, hay que elegir tanto una Hauptfach (carrera principal) y una Nebenfach (carrera secundaria; una especie de optativas de otro grado) lo que brinda la oportunidad de elegir dos campos que te gusten (por ejemplo: Egiptología y Filología Clásica o Árabe, incluso con Teología, como han hecho algunos compañeros) junto con la obligación de completar 21 ECTS en otras actividades (aprender idiomas, voluntariado, talleres, deporte, etc.) y una asignatura importada de otro grado (por ejemplo Historia del Próximo Oriente). Esta elasticidad y diversidad en el sistema me sorprendió increíblemente, puesto que no te limita a enfocarte solamente en tu carrera principal sino también a ir más allá en otros campos y así completar tu formación, además de asegurarse de que aparte de estudiar, inviertas el tiempo en otras actividades para formarte. 

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Victoria Vázquez consultando publicaciones en la biblioteca de la Universidad de Tübingen.

Sin embargo, el sistema educativo no solo promueve esta diversidad sino también la independencia: a través de la burocracia

Aún hoy sigo descubriendo nuevos formularios y documentos que tengo que aportar a lo largo de mis estudios. A veces incluso echo de menos ir a la secretaría de mi antigua facultad -un par de veces al año- solamente para re-matricularme. 

Estanterías de la biblioteca de la Universidad de Tübingen con publicaciones y documentos de egiptología.

Sin duda lo más complejo y agotador es el proceso de matriculación en el primer semestre y más siendo una estudiante extranjera, ya que hay que acreditarlo todo y aportar documentos oficiales (o en su defecto copias compulsadas) para todo: bachillerato, selectividad, títulos de idiomas, pasaporte, matrícula y lo más importante: acreditación de nivel de alemán (que es otro mundo aparte). Además de la obligación de matricularse en cada convocatoria cada vez que uno quiera examinarse de ésta, por lo que hay que estar pendientes con los periodos de matriculación cuando llega el periodo de exámenes. 

Victoria Vázquez consultando publicaciones para sus estudios de Egiptología en Tübingen.

Otra diferencia y algo que considero una ventaja es el número de estudiantes en las clases, gracias a que, en general, no hay muchos alumnos en el grado de Egiptología, el ambiente en las clases es más distendido, creando las condiciones ideales para que la relación profesorado – alumnado fluya mejor y así permitir fácilmente el crear debates y hacer preguntas que, tal vez, en clases más numerosas, uno no se atrevería a preguntar o simplemente no daría tiempo a hacerlas. 

Biblioteca de la Universidad de Tübingen (Alemania).

La biblioteca es otra ventaja que me gustaría mencionar, ya que, en cierto modo se ha convertido en mi lugar de estudio predilecto. No solo es silencioso, luminoso y posee enormes mesas de estudio en las que uno puede explayarse y rodearse de libros, sino que la colección y los archivos disponibles pueden dejar sin palabras. Gracias a la biblioteca del IANES (Institut für die Kulturen des Alten Orients – Institute for Ancient Near Eastern Studies) he podido tener en mis manos libros del siglo XIX y comienzos del XX escritos por Petrie o Lepsius así como tener estanterías con cientos de publicaciones con los últimos descubrimientos y novedades egiptológicas. 

Antiguos libros de Egiptología de la Biblioteca de la Universidad de Tübingen (Alemania).

También me gustaría dedicarle espacio al hecho de que la ciudad de Tübingen ha crecido por y para los estudiantes y a que además el entorno universitario también es muy diferente al que hay en Sevilla. El ambiente creado por Tübingen no solo hace que después de las clases puedas irte a un café con tus compañeros, sino también encontrarte charlas, workshops o conferencias de todo tipo, por lo que en general siempre hay algo que hacer y aprender. 

A nivel personal he de mencionar que no ha sido fácil adaptarme, sobre todo al principio cuando mi alemán estaba más oxidado y más de una vez no entendía lo que se decía en clase, pero siempre ha habido alguien dispuesto a ayudarme, ya fuese un compañero o un profesor, agilizando mi adaptación ese primer e intenso semestre. 

Pasillo de documentos y trabajos de la Universidad de Tübingen (Alemania).

Desafortunadamente, no debo eludir hablar sobre cómo la pandemia ha marcado mis estudios en Tübingen, notando ese abrupto cambio que supuso pasar a la docencia digital y esos cuatro meses de aislamiento que pasamos muchos de nosotros en España. Por suerte, poco a poco se está recuperando el ir a clase, el ir al castillo (Schloss Hohentübingen, en donde está ubicado IANES y la biblioteca) y la dinámica de clase que tanto alumnos como docentes echábamos de menos. 

Schloss Hohentübingen ©Verkehrsverein Tübingen. Foto Barbara Honner · CC BY-ND

A nivel profesional, esta oportunidad ha supuesto un giro de 180°, ya que se me han brindado los medios para poder continuar formándome y poder colaborar en el gran proyecto que supone el templo de Millones de Años de Tutmosis III

No puedo terminar, sin subrayar encarecidamente que, es gracias a proyectos como este y las oportunidades que brinda a estudiantes como yo, -sedientos por aprender y formarse-, los que sacan adelante a aquellos futuros profesionales que seguirán investigando, excavando y publicando los secretos que todavía están ocultos bajo arenas milenarias. 

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Markplatz de Tübingen (Alemania)

*A lo largo de los últimos años, SANTANDER UNIVERSIDADES ha becado a 4 estudiantes españoles para ir a la Universidad de Tübingen gracias al proyecto y a 9 inspectores egipcios que han venido a España a continuar su formación.