Carlos Bellón_Tutmosis III

Por Carlos Bellón

Visitar Egipto es visitar un lugar suspendido en el tiempo, milenios de historia, numerosas culturas y religiones y descubrir maravillosas obras de arte y lugares cargados de memoria. Trabajar en Egipto en uno de esos lugares es algo indescriptible. 

Foto @Ahmed Amin ~ Tutmosis III

En mis planes de futuro nunca se encontró participar en proyectos arqueológicos. Mi formación me había llevado hacia el arte digital, la ilustración, los videojuegos… así que, la oportunidad que se me presentó, en el templo funerario de Tutmosis III fue una maravillosa sorpresa.

Una experiencia nueva y emocionante

El arte y la historia del Antiguo Egipto siempre me habían parecido interesantes, pero no fue hasta que llegué allí que me di cuenta de la riqueza que existe entre el Nilo y el desierto. Por otra parte, sumergirse en un yacimiento arqueológico para formar parte de un equipo de profesionales que desentrañan la historia y los secretos de un templo tan importante fue un reto profesional muy gratificante. 

“Trabajando codo con codo con otros miembros del equipo me dedico a generar material gráfico que ayude tanto al trabajo de campo, como a la investigación y la divulgación posteriores”

Carlos Bellón, fotógrafo e ilustrador

En el equipo, mi papel es el de documentar y estudiar, a través de fotografías y dibujos, el templo y los diferentes descubrimientos que se realizan a lo largo de la campaña.

Dibujando el templo de Millones de Años

Una de las tareas más emocionantes es la de dibujar el templo y crear las hipótesis visuales sobre el mismo. Para mí, es mucho más que una forma de documentar y dejar constancia de las cosas que hay y de las cosas que hubo. Realizar esta labor me permite conocerlo mejor, estudiarlo de forma detenida y minuciosa y entender sus rincones.

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Dibujo del templo de Tutmosis III de Carlos Bellón.

Este dibujo tiene el objetivo de mostrar el templo tal y como es, y como pudo haber sido. Con una metodología de dibujo inmersiva, que permita una representación lo más fiel posible de la realidad y, al mismo tiempo, nos sirva para generar hipótesis sobre el espacio en su momento original de uso, se pueden crear imágenes muy interesantes y didácticas sobre el patrimonio.

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Perseas del templo de Tutmosis III dibujadas por Carlos Bellón.

Un buen dibujo tiene que permitir comprender, de forma sencilla, los espacios que conforman el edificio, la escala y dimensiones, así como los diferentes elementos arquitectónicos que componen la construcción. Finalmente, lo que pone en valor este tipo de dibujos es que no se ciñen exclusivamente a lo que, a día de hoy, se encuentra en el yacimiento. A partir del estudio de paralelos y de documentación e investigaciones respecto a lo que se dibuja, podemos unir la representación más fiel de los restos arqueológicos con reconstrucciones ideales de cómo estos restos podrían haber sido en el pasado. 

Otra parte muy interesante del trabajo que puede desempeñar una persona formada en arte es la de estudiar las técnicas y los procesos creativos del pasado. Evidentemente, este tipo de investigaciones no pueden existir aisladas. El estudio del templo desde un punto de vista artístico es sólo una de muchas formas de abordar una investigación, y son imprescindibles el resto de disciplinas para que la documentación gráfica y artística del yacimiento funcionen. Es cierto que la experiencia más completa y más satisfactoria del templo pasa por comprender y escuchar lo que cada miembro del equipo está estudiando y su punto de vista profesional y personal sobre la materia en cuestión.

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Detalles de las guirnaldas de cartonaje dibujadas por Carlos Bellón.

En lo que a mí respecta, mi experiencia del templo y de Egipto como artista es diferente a la de los arqueólogos, egiptólogos, restauradores, antropólogos, etc. Por supuesto, me interesa la historia y los datos empíricos que se recaban en la excavación y en los procesos posteriores. Pero para mí, el templo llega más allá.

En cada piedra policromada, cada pieza tallada, cada detalle de artesanía no veo sólo un objeto que estudiar y catalogar. También veo al artista y al artesano que produjo ese objeto. Reconozco los trazos del pincel y los surcos del buril. En ocasiones puedes ver en qué parte de la pieza dedicaron más tiempo y cuidado, e incluso las líneas de los bocetos en las areniscas y calizas pintadas.

El relato del templo a través de los objetos

De esta forma nos podemos dar cuenta de que lo que estamos estudiando no es un objeto sin más, con más o menos valor histórico: es un relato. Una historia sobre las personas que lo fabricaron, lo usaron y finalmente, lo depositaron en el templo. Ese tipo de detalles que nos conectan con el pasado y con las personas que construyeron este lugar son los que realmente me emocionan. Hacen que el templo cobre vida y seamos conscientes de dónde estamos y de la importancia del lugar en el que estamos trabajando.

Myriam Seco habla con la restauradora Mª Antonia Moreno junto a Antonio Martínez y Carlos Bellón
Carlos Bellón -a la derecha- fotografiando a la egiptóloga Myriam Seco y a la restauradora Maria Antonia Moreno mientras el arqueólogo Antonio Martínez observa en el yacimiento del templo de Millones de Años de Tutmosis III.