Nuestro arqueólogo, Antonio Luis Martínez ofrece una fotografía del trabajo en la excavación del yacimiento del templo de Millones de Años de Tutmosis III.
La excavación arqueológica en el templo de Millones de Años de Tutmosis III es un proyecto de investigación de gran envergadura que reúne a más de cien trabajadores de diferentes disciplinas en la orilla oeste de Luxor, cada otoño, desde hace trece años.

Un proyecto arqueológico de vital importancia para la investigación científica del Antiguo Egipto, así como para la puesta en valor y difusión de este conjunto patrimonial del pueblo egipcio situado en la necrópolis tebana.
Para que esta labor científica sea llevada a cabo con total rigurosidad, el proyecto está compuesto por un equipo interdisciplinar de especialistas de diferentes campos de estudio que trabajan codo con codo para hacerlo posible.
Un trabajo en equipo es fundamental para aplicar la rigurosa metodología arqueológica en el Templo de Tutmosis III.
Antonio Luis Martínez, arqueólogo
El equipo de arqueólogos y arqueólogas que han trabajado a lo largo de estas trece campañas han llevado a cabo un minucioso proceso de registro y documentación de las unidades estratigráficas excavadas y los elementos constructivos identificados. Todo ello con el objetivo de comprender y definir las diferentes fases de uso del complejo arquitectónico y sus zonas aledañas.





Para realizarlo es de vital importancia que los arqueólogos coordinen al numeroso equipo de obreros egipcios que realizan los trabajos de excavación, una labor que desempeñan con gran rigor gracias a su profesionalidad, esfuerzo y dilatada experiencia. Además, este trabajo de campo se realiza bajo la estrecha dirección de Myriam Seco y Fathi Yassen, así como en continua comunicación con los inspectores del Ministerio de Antigüedades Egipcio que supervisan dichas labores.

Dada la propia naturaleza de la disciplina arqueológica, es fundamental registrar y documentar la mayor cantidad de información que ofrece el yacimiento durante el proceso de excavación. Para ello es indispensable llevar un riguroso registro descriptivo de los diferentes elementos constructivos y contextos arqueológicos que se están excavando, así como de las demás labores que se realizan durante el trabajo de campo.
Toda esta información se recoge en las fichas de unidades estratigráficas y en el diario de excavación, documentación de vital importancia para la exhaustiva descripción e interpretación pormenorizada del yacimiento que aparecerá reflejada en el informe arqueológico. Esta labor de registro y documentación por escrito, iniciada en el trabajo de campo, se amplía y perfila durante el trabajo de laboratorio por la tarde.

Otra labor fundamental a desempeñar por el equipo arqueológico es el registro fotográfico. Cualquier cambio de estrato, objeto localizado in situ o contexto de interés debe ser fotografiado con escala y norte para que esa información visual sea preservada. Todas estas fotografías son procesadas a la tarde para contar con un detallado y organizado archivo fotográfico del que disponer en todo momento. Además, los contextos de mayor interés y los elementos constructivos son documentados a su vez mediante fotogrametría, labor realizada con total maestría por el ilustrador y fotógrafo del proyecto Juan Carlos Bellón.
En cualquier excavación arqueológica la topografía es indispensable y en el templo de Tutmosis III no iba a ser menos, desde la toma de cotas con el nivel hasta la toma de coordenadas con la estación total. Gracias a estos instrumentos topográficos podemos medir alturas respecto al nivel del mar, verificar medidas y delimitar cuadrículas, así como generar planos, dibujos y escaneos 3d georreferenciados, entre otros. La continua y estrecha colaboración mediante teletrabajo con el imprescindible topógrafo del equipo, Javier Tre, ha sido esencial para efectuar la precisa toma de datos topográficos durante la presente campaña.
Durante la excavación de contextos funerarios en el yacimiento, la identificación de restos óseos humanos está a la orden del día. Desde el mismo momento en que se localizan en contexto, el equipo de arqueólogos cuenta con la incalculable ayuda de la antropóloga del equipo, Victoria Peña. Gracias a su gran profesionalidad, podemos definir conjuntos óseos e individuos en posición anatómica durante el proceso de excavación y extracción de los mismos. Su presencia en el trabajo de campo arroja gran información descriptiva de los individuos y el contexto arqueológico en el que se encuentran, previa a su posterior y minucioso estudio osteológico en el almacén.

Además, en la presente campaña se han identificado numerosos restos óseos de animales de diferentes especies, siendo especialista en este tipo de restos uno de los arqueólogos que coordinan los trabajos de excavación, José Luis Ramos, ayudando aún más si cabe a la documentación de estos contextos arqueológicos.
Los restos materiales identificados durante el proceso de excavación son organizados por los arqueólogos en el propio yacimiento antes de ser depositados en los almacenes. Esta labor se realiza según la naturaleza del material y la unidad estratigráfica a la que estén asociados, ya que su posterior estudio en laboratorio por los diferentes especialistas del equipo permitirá precisar la cronología y funcionalidad tanto de los objetos como del espacio en el que han sido hallados.
Para identificar los restos materiales más representativos o con inscripciones contamos con la inestimable ayuda de Javier Martínez Babón, el cual coordina estrechamente con Juan Antonio Hernández el inventariado en los almacenes y la descripción de los objetos en el trabajo de laboratorio.

Uno de los restos materiales que se identifica con más frecuencia en el yacimiento es la cerámica, “fósil director” por antonomasia en la disciplina arqueológica para datar el contexto excavado. La abundante cantidad de cerámica documentada en el yacimiento y su variada tipología hacen indispensable la labor realizada por el equipo de ceramólogos egipcios dirigido por Mahmoud Shafai y Mohamed Naguib. Como es evidente, la estrecha y continua comunicación durante el trabajo de campo entre arqueólogos y ceramólogos permite identificar cronologías y usos de estos objetos, ayudándonos a comprender las fases históricas que componen el yacimiento y sus diferentes espacios.


Otros materiales que aparecen con gran frecuencia son restos óseos, madera, adobe, piedra trabajada, tejidos y metales, entre otros. La preservación de estos restos depende de la naturaleza de los mismos, por lo que algunos, debido a su fragilidad o deterioro, deben ser extraídos del contexto arqueológico con sumo cuidado y cumpliendo con los protocolos de conservación. Para ello contamos con la irremplazable labor de María Antonia Moreno y su equipo de restauración, los cuales realizan dicho trabajo antes del proceso de restauración que llevarán posteriormente a cabo en el laboratorio. Durante la presente campaña han sido especialmente reseñables sus labores de restauración en los numerosos y variados sarcófagos documentados. Además, los arqueólogos mantienen una estrecha comunicación con este equipo para la consolidación de los elementos constructivos o pavimentos con la intención de conservarlos in situ.

Como conclusión, muchas y variadas son las labores a desempeñar por un arqueólogo para una documentación minuciosa y rigurosa de un yacimiento de estas características. Un trabajo fundamental que no sería posible sin un equipo interdisciplinar de profesionales egipcios y españoles, como el de este proyecto, que trabaja conjuntamente para investigar y poner en valor el patrimonio arqueológico de Egipto.